Los cuadros han sido, por siglos, las piezas de decoración por excelencia. Tienen la capacidad de otorgar personalidad a los espacios y modificar casi completamente los ambientes. Por eso, a la hora de elegirlos hay algunos consejos que podrían ser bastante útiles.
Decorar es de las tareas más entretenidas para llevar a cabo en un hogar. Y aunque yace en la decisión y los gustos personales, muchas veces no se sabe por dónde comenzar.
Lo cierto es que, desde antaño, una de las piezas más utilizadas para decorar han sido los cuadros. Con el paso del tiempo y las corrientes artísticas, se han ido abriendo nuevos abanicos de posibilidades para abastecer todas las preferencias.
Los cuadros tienen un poder particular. Sus formas, colores y técnicas tienen la capacidad de transmitir intensas emociones, así como de crear una atmósfera determinada en el sitio en el que estén colocados.
En ocasiones, pueden ser ubicados independientemente de si armonizan entre sí, o no. Pero, sea como sea, la mayoría de las veces existe una decisión previa que forma parte del mismo proyecto de decoración.
Cómo elegir un cuadro
Hoy en día existe una variedad abrumadora de estilos, cuyas características responden a la influencia de numerosas corrientes artísticas y a la huella que han dejado talentosos pintores a lo largo de la historia.
Mientras que hace muchos años los grandes cuadros podían llegar a ser alcanzables sólo para aquellos de las clases altas y las élites, hoy en día son piezas a disposición de todos los amantes del arte.
En Grecaridea, galería online hay un amplio catálogo de cuadros realizados por la artista Magda Gregori. Todos ellos se encuentran accesibles para aquellas personas que quieran conservar en la sala de su hogar piezas únicas y personalizadas.
Y es que ese es, quizás, uno de los aspectos más importantes a tener en consideración cuando se va a elegir un cuadro: la manera en la que se identifica con nosotros mismos.
Algunas piezas de arte pueden quedar muy bonitas en la pared de una casa, encontrarse en perfecto balance con los colores de la habitación y llamar la atención de los invitados. Sin embargo, hay un factor emocional e identificatorio entre los cuadros y sus dueños.
Más allá de una lógica cuestión estética, la elección de un cuadro tiene que ver con la persona y lo que ella ve reflejado en esa pieza. La interpretación de una obra de arte es totalmente subjetiva, por lo que nunca está de más detenerse a inspeccionar qué sensaciones nos transmite un cuadro antes de decidir colgarlo en la pared de nuestro hogar.
Por otro lado, también habrá que pensar en qué sitio se lo va a ubicar. Además de las medidas y el espacio del que debemos disponer, es necesario contemplar otros aspectos, como la iluminación, los colores de la habitación o si coincide con el estilo de los muebles y demás objetos decorativos. Muchas veces, los cuadros son elegidos con la función particular de generar cierto clima.
En ese caso, estas cuestiones tendrán que ser tomadas muy en cuenta. De la misma manera que sucede con el maquillaje o el vestuario que usamos, un cuadro puede ayudar a enfatizar algunos rasgos de la casa y disimular otros.
Cómo decorar con los cuadros elegidos
Una de las cosas en las que habrá que reparar será el tamaño, no sólo del cuadro, sino de las habitaciones. Normalmente, se aconseja no colocar cuadros grandes en salas pequeñas y de techos bajos, ya que éstos pueden llegar a hacer parecer el lugar aún más pequeño de lo que realmente es.
En estos casos, lo ideal sería optar por cuadros medianos y chicos combinados, aunque hay que cuidarse de no sobrecargar las paredes al hacerlo.
Aunque para gustos colores, lo cierto es que hay algunas recomendaciones que podemos seguir para que las habitaciones del hogar luzcan de la mejor manera posible con la decoración que hemos elegido.
Es por eso que se aconseja no pasarse de la cantidad adecuada de objetos decorativos, ya que los ambientes saturados pueden acabar cansando la vista, dándonos una sensación de agobio general.
Una de las últimas tendencias son los cuadros modernos. Éstos resultan para muchas personas una gran elección, porque otorgan al lugar un aspecto fresco. Los cuadros modernos de Grecaridea presentan una gran variedad estilística.
Algunos de ellos hacen lucir aún más espacios con decoración minimalista (cuadros urbanos, geométricos o figurativos) mientras que otros colaboran a crear un ambiente rústico y cálido, como los paisajísticos o los florales.
La composición en cada uno es muy distinta y es ella, en buena parte, la causante de la magia. Se trata de la manera en la que están posicionados todos los elementos del cuadro, como la simetría o el movimiento.
Ahora bien, una vez que hayamos elegido el o los cuadros, otro de los pasos importantes a seguir será la selección del marco. En algunos casos, se prefiere no usar un marco, y eso también se trata de una decisión visual.
Los marcos aportan una buena parte de la esencia de la obra de arte, y disponemos de ellos también una variedad enorme.
Para elegir un marco habrá que contemplar el equilibrio tanto como con la elección del cuadro. Están los marcos gruesos, finos, medianos, de colores, blancos y negros, lisos o tallados.
Todos ellos aportan un factor estético, por lo que la decisión en cuanto a la personalidad que queramos darle al espacio es totalmente personal.
En ocasiones, colocar el cuadro sin marco es la mejor opción, ya que evita dar un aspecto recargado. Lo recomendable es considerar el impacto de la obra.
Si se trata de una pieza con colores fuertes o llamativa, lo adecuado podría ser no agregar un marco o, en el caso de hacerlo, optar por uno discreto.
Si, por el contrario, estamos frente a una obra con colores tenues, puede que un marco más grueso le otorgue más atractivo. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de hacer tantas combinaciones como nos guste.