La sustentabilidad es la capacidad de satisfacer las necesidades de las personas en la actualidad sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras de complacer las suyas. Es decir, se trata de la búsqueda de un equilibrio adecuado entre el desarrollo humano y la preservación del ecosistema junto a sus recursos.
Implementar estrategias de sustentabilidad es un aspecto de vital importancia para la humanidad, especialmente en los tiempos modernos. En primer lugar, es una cuestión de justicia y responsabilidad con las personas que vendrán después de la generación actual, así como también con aquellas personas en situación de pobreza y vulnerabilidad.
Adicionalmente, se trata de una forma de asegurar la calidad de vida y el bienestar general de todos los seres humanos y de aprovechar las oportunidades de crear e innovar soluciones capaces de generar valor económico, social y ambiental. En este artículo, podrás descubrir todo acerca de la sustentabilidad y cómo puede implementarse en la actualidad.
Los pilares de la sustentabilidad
La sustentabilidad se basa en tres pilares fundamentales que incluyen el social, el económico y el ambiental. El pilar social que representa la sustentabilidad se refiere al respeto y la promoción de los derechos humanos, la equidad, la inclusión, la educación, la salud y la cultura, implicando que todas las personas puedan acceder a las mismas oportunidades y beneficios del desarrollo.
Por otro lado, el pilar económico trata acerca de la generación de riqueza, empleo, ingresos, bienes y servicios que permitan a la población satisfacer sus necesidades, fomentando un crecimiento económico sostenible, inclusivo, eficiente y competitivo, así como también que tenga en cuenta los costes.
Por último, el pilar ambiental se encuentra relacionado a la conservación y el uso consciente de los recursos naturales, la protección de la biodiversidad, el control de la contaminación y la adaptación y mitigación del cambio climático, gestionando el medio ambiente de manera que se mantenga su capacidad de proveer los beneficios esenciales del ecosistema.
¿Qué prácticas ambientales deben adoptarse?
Existen una gran diversidad de prácticas ambientales que pueden adoptarse con la finalidad de contribuir a la sostenibilidad, tanto a nivel individual como colectivo. Por ejemplo, es importante minimizar las emisiones de carbono a través del uso de energías renovables, el ahorro de electricidad, el consumo de productos locales, entre otras medidas.
Asimismo, es importante conservar el agua, que es un recurso vital y escaso, esto puede lograrse por medio de su uso eficiente y la prevención de la contaminación hídrica. Por otro lado, el uso de materiales reciclables también es una práctica fundamental que se puede adoptar, ya que permite evitar el desperdicio y la generación de residuos.
Por último, es necesario fomentar el diseño de productos ecológicos que tienen en cuenta el ciclo de vida completo del producto para reducir su impacto ambiental, lo que se puede lograr a través del uso de materiales biodegradables, la reducción de empaques, la extensión de la vida útil, entre otras medidas.
Beneficios de la sustentabilidad
Implementar estas estrategias de sustentabilidad tiene numerosos beneficios, tanto para el medio ambiente como para la sociedad y la economía. Uno de los principales beneficios que aporta es la mejora de la calidad del aire, el agua y el suelo, garantizando una mejor salud y bienestar general para las personas y los animales.
Asimismo, las estrategias de sustentabilidad ayudan a minimizar los riesgos y los efectos generados a causa del cambio climático. De esta manera, se obtiene una mayor resiliencia y adaptación a fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, inundaciones o sequías. De igual forma, permiten preservar la biodiversidad, lo que se traduce en una mayor diversidad de especies, genes y ecosistemas.
Por otro lado, las estrategias de sustentabilidad se encargan de generar oportunidades de empleo, ingresos y desarrollo, promoviendo la inclusión social, la reducción de la pobreza y el crecimiento económico.
Además, permiten fomentar la innovación, la creatividad y la competitividad, así como también fortalecer la participación, la cooperación y la gobernabilidad.