Las cartas como forma de adivinación vienen utilizándose desde hace varios siglos, siendo un arte conocido como cartomancia, el cual se vincula al ocultismo y la videncia. En este punto, todos conocemos el tarot, pero muy pocas veces nos preguntamos cuál es el origen de las mismas y su vinculación con el mundo de la adivinación.
Sitios como 7Tarot.es ofrecen tiradas gratuitas de cartas del tarot con las cuales puedes comprender mejor tu presente y futuro, lo cual te ayudará a tomar decisiones más acertadas. No obstante, las personas más curiosas usualmente querrán conocer detalles sobre el apasionante origen de los naipes que se utilizan para este método de adivinación tan popular.
El origen de las cartas del tarot
Los naipes desembarcaron en Europa a finales del siglo XIV, provenientes de Egipto, ya con muchos de los símbolos que todavía se conservan en las barajas más tradicionales como la española, basadas en cuatro figuras principales: oro, basto, copa y espada. Los naipes son entonces la base sobre la cual se sustenta la historia del tarot.
El primer registro de cartas del tarot, pensadas exclusivamente para la adivinación, se refiere al mazo que fue creado en 1440 por encargo del Duque de Milán, donde comenzaron a aparecer figuras emblemáticas como La Emperatriz y El Mago. Este lujoso mazo se denominó Tarot de Visconti-Sforza, siendo el primero en incluir lo que hoy conocemos como los 22 Arcanos Mayores.
Al terminar este siglo, el mazo Visconti-Sforza ya estaba siendo utilizado para la adivinación, con múltiples registros históricos indicando que era popular en las reuniones sociales que las doncellas y los caballeros sacaran una carta al azar, la cual indicaría su personalidad y el destino que tendría la persona en función a la carta seleccionada.
Durante principios del siglo XX, excavaciones en el Castillo Sforza en Milán revelaron la existencia de cartas del tarot que datan del siglo XV, lo cual sirvió como refuerzo a la teoría de que las cartas originales tuvieron su origen en Marsella.
Para el siglo XVIII, las sectas ocultistas y la masonería se encontraban en su punto máximo, lo cual permitió que se dieran nuevas interpretaciones a las cartas. En este momento comenzaron a florecer analogías entre el tarot, la cábala y la astrología, a partir de las cuales se produjeron diversos mazos esotéricos como el de Aleister Crawley y el Rider-Waite, que fueron ampliamente difundidos.
La tradición revive a partir de los años 60
Con el crecimiento de la cultura hippie durante los 60s, las imágenes y los símbolos concebidos en principio para el tarot se interpretaban desde una infinidad de ópticas por aquel entonces, siendo incluso representados por artistas de la talla de Salvador Dalí, quien intentó indagar en el lenguaje subyacente de los símbolos e incorporarlos a su obra.
En la actualidad, las cartas del tarot son un método de adivinación bastante popular, con la capacidad de entregar información certera sobre temas de salud, trabajo, relaciones, negocios y revelar aspectos ocultos relacionados con la vida cotidiana de cualquier persona.