Una mala postura para trabajar frente al ordenador o estando de pie, obesidad o sedentarismo son las causas más conocidas de la lumbalgia, sin embargo, uno de los factores desencadenantes que muchos desconocen de esta afección es el estrés. Hacer ejercicio, mejorar la postura, terapia antiestrés y algunos medicamentos son algunas de las medidas a tomar.
Una de las dolencias más comunes en todo el mundo es el dolor de espalda. Según informe de la Sociedad Española de Reumatología, 80% de las personas en algún momento de sus vidas va a sufrir dolor de espalda en algún momento de sus vidas.
A pesar de que la mayoría de los casos no se trata de una enfermedad en sí, lo cierto es que ocasiona un deterioro en la calidad de vida de la persona que lo padece y, por ende, un gasto social elevado. Y para muestra un dato: es la tercera causa de gasto médico en los países occidentales, precedida por enfermedades cardiacas y los ictus.
Este tipo de dolencia tiene un alto impacto en la capacidad de trabajo al afectar la resistencia y la movilidad, reducir la concentración y la capacidad cognitiva, así como desmejorar el estado anímico y producir fatiga. Es el primer motivo de baja laboral en Estados Unidos y el segundo de los reposos que se introducen en países europeos.
El sedentarismo, la obesidad, malas posturas y actividades que suponen un gran esfuerzo físico son las causas que todos conocemos, pero los que muchos no saben es que el estrés también puede ser un gran desencadenante de esta afección.
Existe suficiente evidencia científica que sustenta el hecho de que el estrés afecta los nervios que tienen relación con el funcionamiento de los músculos y originan su contractura y cuando esto ocurre cualquier esfuerzo muscular, así sea pequeño, va a ocasionar un fuerte dolor de espalda.
Cuando se presenta, ¿qué hacer?
Una lumbalgia, como también se le conoce a esta dolencia, al no ser atendida, puede convertirse en crónica. Si aún tomando las medidas preventivas para evitar el dolor éste aparece, porque es un proceso que no será efectivo tan rápido, es conveniente tomar algunas medidas.
Para combatirlo y no empeore, los medicamentos pueden ser de gran apoyo, siempre y cuando la duración del tratamiento y las dosis sean recomendadas por los médicos ya que consumirlos deliberadamente puede generar consecuencias graves a la salud. Los analgésicos de venta libre, en especial el paracetamol, son los más recetados por ocasionar menos efectos secundarios.
Cuando el dolor no mejora, los médicos suelen recomendar los antiinflamatorios no esteroides (AINE). Los que más se usan, por no necesitar receta médica, son ibuprofeno y naproxeno.
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Consejos para evitar la dolencia
Para evitar esta dolencia es importante seguir algunas recomendaciones. Una de éstas es el ejercicio, ya que contribuye a tener los músculos tonificados, de tal forma que pueda sopesar de manera más eficaz las tensiones. Es importante trabajar con especial énfasis en la musculatura de la espalda.
Otro factor que es importante es la postura. Es necesario mantener la espalda recta y bien apoyada al respaldo, así como los pies al suelo. Si toca estar mucho tiempo de pie, lo correcto es colocar un pie un paso adelante del otro y moverse de ser posible en determinados momentos.
Si la causa del dolor de espalda es el estrés, lo más recomendable es tratarlo para reducirlo o hacerlo desaparecer por completo. La recomendación en este caso es acudir a terapia psicológica a fin de identificar las causas que lo están ocasionando y buscar la solución.
Una alternativa que da buenos resultados para evitar el estrés es la relajación y ésta se puede obtener a través del yoga, que además ayuda a controlar la respiración y fortalecer y estirar los músculos de la espalda. También ayudan el pilates y la meditación.
En el caso de que el estrés sea pasajero, un médico de cabecera recetará el uso transitorio de psicofármacos, como los ansiolíticos, por ejemplo.